Foto: Departamento Nacional de Comunicaciones. Cuerpo ministerial IPUL USA
La Iglesia como cuerpo refleja el carácter ordenado y santo de Cristo, con fundamentos firmes en el amor, la doctrina y la fe. Nos reconocemos como miembros del cuerpo de Jesucristo y, por lo tanto, hermanos en la fe, todos aquellos que profesamos los mandamientos establecidos por el Espíritu Santo, en cumplimiento de la gran comisión dada por el Señor.
La Iglesia Pentecostal Unida Latinoamericana Inc. es una organización autónoma, sin fines de lucro, de carácter pentecostal unicista, establecida en los Estados Unidos desde 1989.
Creemos que Jesús es el único Dios sabio, creemos en el bautismo del Espíritu Santo y, como evidencia, en hablar en otras lenguas. Practicamos el bautismo en el Nombre de Jesús (por inmersión) para aquellos que se han arrepentido y se han apartado del pecado.
Nuestro propósito es proclamar el evangelio de Jesucristo y las verdades absolutas escritas en la Biblia, guiar espiritualmente a los miembros de nuestra organización, mantener la pureza del mensaje y de las doctrinas bíblicas.
Las doctrinas fundamentales de salvación proclamadas por esta organización corresponden al plan completo de salvación establecido en la palabra de Dios. Estas doctrinas son:
Debemos trabajar para mantener la unidad del Espíritu, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe, y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo. (Efesios 4.13).
A la vez, se aconseja a los creyentes a no contender por diferentes ideas personales, que puedan desunir al cuerpo.
La remisión y el perdón de los pecados son obtenidos por un genuino arrepentimiento y conversión, confesando y dejando el pecado. Dios ofrece la redención y restauración a todos los que confiesan y abandonan sus pecados, buscando su misericordia y perdón a través de Jesucristo.
Somos justificados por la fe en el Señor Jesucristo (Romanos. 5.1). Juan el Bautista predicó arrepentimiento, Jesús lo proclamó y los apóstoles lo enfatizaron tanto a judíos como gentiles,
La palabra “arrepentimiento” es derivada de varias palabras griegas, que traducidas literalmente significan cambiar de ideas y propósitos. Es un cambio de corazón, un cambio de mente, un cambio de vida, una transformación.
El modo bíblico del bautismo es por inmersión, y sólo es para aquellos que se han arrepentido, habiéndose apartado del pecado y del amor al mundo.
Debe ser administrado por un ministro del evangelio propiamente autorizado, en obediencia a la Palabra de Dios y en el nombre del Señor Jesús de acuerdo con el libro de los Hechos de los Apóstoles en 2.38; 8.16; 10.48; 19.5. Así, obedeciendo y cumpliendo con el mandamiento de Jesucristo en Mateo. 28.19.
“Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.” (Hechos 2.4)
La expresión “don del Espíritu Santo” se refiere a que la promesa es una dádiva o un regalo. El término “bautizados con el Espíritu Santo”, se refiere a la experiencia recibida por los apóstoles en el aposento alto y por todos los creyentes en todos los tiempos y lugares. La expresión “lleno del Santo Espíritu”, se refiere al reabastecimiento constante de la unción, lo que implica un caminar diario bajo la influencia del Espíritu Santo. Todos estos términos se encuentran en el Nuevo Testamento.
Es bíblico que todo aquél que ha recibido el bautismo del Espíritu Santo, haya tenido la evidencia de hablar en otras lenguas.
El hablar en otras lenguas como aparece en Hechos. 2.4; 10.46; 19.6, es la evidencia de haber recibido el bautismo del Espíritu Santo. El don de lenguas como se explica en 1 Corintios. 12-14, es el mismo Espíritu, operando con diferente uso y propósito.
La iglesia es el cuerpo de Cristo, conformados por los llamados por el evangelio alrededor de la persona y obra del Señor Jesucristo, incorporados a ella por la obediencia a la verdad.
“Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.” (Mateo 16.18).
Sus prácticas y doctrinas están contenidas en la Palabra de Dios.
“Y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.” (Efesios 1.22-23).
“Un cuerpo y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación.” (Efesios 4.4).
“Y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia.” (Colosenses 1.18).
Estamos de acuerdo en la separación del Estado y la Iglesia, y que ninguno debe intervenir en los asuntos íntimos del otro, pues aquí se cumple el precepto bíblico de “dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios.” (Marcos 12.17).
Los cristianos pueden participar en actividades cívicas de acuerdo a sus capacidades e inclinaciones políticas, pero reflejando sus ideas personales y no las de la iglesia, que siempre es neutral y tiene cabida para todos los hombres al mismo tiempo.
Los cristianos deben obedecer a las autoridades civiles y todas las leyes y disposiciones que emanen; siempre que no contradigan sus principios religiosos o los obliguen a hacer cosas en contra de su conciencia (Romanos 13.1- 17).
La declaración de fe no agota la medida de nuestras creencias. Solo la Biblia, como la Palabra inspirada e infalible de Dios es la que habla con la autoridad final sobre la verdad, la moral y el buen desarrollo de la humanidad, es la única y última fuente de todo lo que creemos.
Creemos que Dios maravillosamente creó de manera inmutable a cada persona como hombre o mujer. Estos dos géneros complementarios y distintos, reflejan juntos la imagen y la naturaleza de Dios. Rechazar el sexo biológico propio es un rechazo a la imagen de Dios. (Génesis 1:26-27; 2:21-24; 5:1-2; Salmos 139.13; Mateo 19:4).
Creemos que el término “matrimonio” sólo tiene un significado: la unión de un hombre y una mujer en una única y exclusiva unión, tal como lo enseña la palabra de Dios. (Génesis 2:21-24; 5:1-2; Mateo 19.3-6; Marcos 10.7-8; 1 Corintios 6.16; Efesios 5.31;Hebreos. 13.4).
Creemos que Dios ha establecido que la intimidad sexual ocurra sólo entre un hombre y una mujer.
Creemos que Dios ha mandado que ninguna actividad íntima sexual sea practicada fuera del matrimonio. (1 Corintios. 6:18; Gálatas 5:19; Efesios 5:3; Colosenses 3:5; 1 Tesalonicenses 4.3; Hebreos 13:4)
Creemos que cualquier forma de inmoralidad sexual, incluyendo el adulterio, la fornicación, la práctica homosexual, bisexual, transexual, el travestismo, la bestialidad, la pederastia, el incesto, y el uso de la pornografía, es pecaminosa y ofensiva a Dios. (Éxodo. 22:19; Mateo. 15.18-20; Romanos. 1:27-29; 1 Corintios. 6:9-10).